sábado, 28 de enero de 2012

Hola, mi nombre es Laura



Pasaron los años y a mis 20, logré comunicarme con una editorial.
Después de un intercambio de mails y una entrevista personal; empezamos a trabajar en conjunto.

Así que nos reuniamos con la editora, cuando yo salía de mi trabajo y hacíamos jornadas de lectura y revisión del material (yo tenía pilones y pilones de hojas con poemas, escritos entre los 14 y los 20 años). A lo que luego se sumó la producción más nueva, hasta mis 21 años.

Y después de un año de trabajo, vió la luz Marea Ocular del Deseo, mi primer libro de poemas.
Ediciones Tu Llave, Buenos Aires, 2001.








Despertar poético



Si bien es cierto que a los 14 años tuve un despertar con los poemas de Alejandra Pizarnik, ya de más chica tengo recuerdos de conexiones muy personales con la poesía. Todavía hoy recuerdo que a mis 7 años -2do grado de la escuela- la lectura de un poema de Rabindranath Tagore me emocionó.

Estabamos en la clase y en el poema aparecía la palabra diáfanamente. Una palabra que a esa edad  no se conoce ni se usa; y sin embargo yo sentí algo increíble al decirla en voz alta y más aún al volver a pronunciarla.

Creo que una parte mía estaba ya consciente de la fuerza, la magia de la palabra; en la poesía.











Propuesta creativa para una editorial



El kiosco, símbolo de nuestra ciudad; tanto por la venta de diarios, revistas y libros como por la venta de dulces; se propone aquí como un espacio de conexión natural con nuestra parte niña.

Que continúa explorando, leyendo, descubriendo nuevas palabras, tanto propias como de otros niños, niñas.

Es decir, el kiosco está abierto precisamente para convidarnos con nuevas obras.

Donde cada uno de los formatos de edición son autogestionados, jugando con lo artesanal y lo digital, variando la estética de acuerdo a lo que cada autor / autora busque o sienta, sugiriendo propuestas para reflejar y representar mejor su obra.

Ese es el distintivo del Kiosco de Poesía como proyecto creativo.









Libros, Lecturas, Biblioteca, Poemas



Desde muy pequeña, la lectura tiene un lugar destacado en mi vida. Seguramente viene de familia, ya que mi padre es lo más parecido a una biblioteca. Muchas vidas, anécdotas, todos los géneros, obra cumbres, rarezas, ensayos, poemas. Todo en vida.

Crecí entre libros y una biblioteca que cada semana incorporaba uno ó dos nuevos títulos, como mínimo.

Recuerdo estar de chiquita entre los pasillos de librerías de la ciudad. Así que este reconocimiento del lenguaje como antiguo compañero, es natural.








viernes, 27 de enero de 2012

La semilla


Hace unos años, ya unos cuantos. Allá por el 2003; empecé a darle vueltas a la idea de abrir un kiosco de poesía.

En serio, lo pensaba como una actividad vinculada a prácticas de antaño, como las que ejercen los carameleros y chocolateros de los cines antiguos, que avanzan entre las filas de espectadores con sus dulces  a cuestas, invitando a acompañar la película con caramelos, confites, maníes con chocolate.

Llegué a armar un prototipo de kiosco portátil, pero no llegó a gustarme del todo; así que lo volé y no retomé el asunto, hasta ahora... 2012.

Que se abre el kiosco, con ayuda de la tecnología y una propuesta variada de convites poéticos que espero con el tiempo sigan creciendo y mutando.